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Foto del escritorMoises Guardado

Cacao en Nayarit: Tesoro Cultural y Patrimonio Ancestral

En este artículo me gustaría abordar un tema con el que todos hemos estado relacionados indirecta o directamente en nuestra vida y del que muchos, incluyéndome, nos encanta: el cacao. Esa amarga semilla que nos da el regalo del chocolate, o como los nahuas le llamaban Xocoloatl, xoco (amargo) y atl (agua). En México, tenemos antecedentes milenarios de la domesticación de esta planta. Los mocaya, hace más de 4,000 años, ya la domesticaban y usaban, al igual que muchos otros pueblos, en rituales, como se ha hecho hasta ahora por los Wixarica, que aunque ellos no lo cultivan, sí lo usan.


"Flor de cacao, mazorca de cacao y semillas de cacao"


Parte del nombre "Xocoloatl" proviene del amargor de la semilla. Si bien los indígenas la tomaban sin endulzantes, también había veces que se endulzaba con miel, por ejemplo. Sin embargo, fue hasta la llegada de los españoles y el llevar la semilla a Europa que se estandarizó el consumo dulce de este alimento. La introducción del azúcar y otros endulzantes en la preparación del chocolate transformó radicalmente su sabor y su percepción en la cultura occidental.


Además este fruto en la antigüedad no se bebía o comía como lo hacemos hoy. Antes de la llegada de los españoles a América, los distintos pueblos lo bebían en agua y muy espumoso, creyendo que en esa espuma se encontraba el espíritu de la bebida. Hasta nuestros días, el refrán versa "de rodillas se muele, juntando las manos se bate y mirando al cielo se bebe".


"Chocolate espumoso"


¿Y qué tiene que ver el cacao con la bahía de Banderas? Me vendrán a preguntar, puesto que como dije anteriormente, iba a enfocar estos artículos a temas relacionados con la Bahía. Pues nada más y nada menos que la bahía tiene antecedentes históricos del aprovechamiento de esta planta. Recientemente, los arqueólogos Mauricio Garduño, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Nayarit, y Michael Mathiowetz de la Universidad de Riverside, California, se han encontrado con evidencia de que vasijas encontradas en El Cañón del Chaco, en Nuevo México, provenían de Nayarit. Así pues, podríamos entender que ya en el año 800 d.C. se cultivaba el cacao en la zona, ya que el clima es propicio y su polinizador, el jején, abunda en esta región.


Y ¿qué uso tenía el cacao? Resulta que en Planeta Cacao, uno de los proyectos turísticos de difusión que se encuentran en la bahía, nos tienen una pequeña tabla en la que nos podemos dar cuenta cómo los pueblos nativos usaban las semillas como moneda de cambio estandarizada. Un guajolote costaba 200 granos de cacao y un jitomate solo 1 por ́ poner un ejemplo. Pero no solo era moneda de cambio, como mencioné anteriormente, tenía usos rituales como ofrenda y, para el pueblo maya, estaba relacionado con el sur, simbólicamente cercano al inframundo. Con esto, volvemos otra vez a nuestras tierras, pues Punta Mita, ese paradisíaco lugar, recibe su segundo nombre “Mita” de una derivación náhuatl de Mictlan, que para los nahuas era la morada de los muertos. Entonces, ahora no nos parece nada raro que lo encontremos aquí, que su relevancia haya sido importante para nuestros antepasados.


"Murales informativos sobre cacao en Planeta cacao"


Además, el cacao era valorado por sus propiedades medicinales y cosméticas. Se creía que tenía cualidades curativas y se utilizaba en diversas formas para tratar dolencias y mantener la salud. La presencia del cacao en Nayarit no solo refleja la importancia de esta planta en la economía y la cultura prehispánica, sino que también destaca la conexión profunda que tenían nuestras comunidades con la tierra y sus recursos naturales. El cacao era más que un alimento o una bebida; era un símbolo de identidad, tradición y vínculo espiritual con la naturaleza.


Y aunque mi propósito es educativo, también es una invitación a que nos acerquemos a apoyar a aquellos proyectos que día a día trabajan para que el cacao en México resurja. Que esas diferentes bebidas heredadas por nuestros ancestros, como el chilate, pozol, tascalate, champurrado (mi favorita) y muchas otras, sigan permaneciendo en nuestro dia a dia. Este legado ancestral del cacao en Nayarit nos recuerda la riqueza y la diversidad de nuestras raíces indígenas, así como la importancia de preservar y valorar estas tradiciones en el mundo moderno. A través del conocimiento y el respeto por nuestra historia, podemos honrar el legado de nuestros antepasados y promover un futuro en el que el cacao siga siendo una parte integral de nuestra identidad cultural.


mjga

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